
La cita que dejas colgada
Eso que dejaste para luego cuando inicio la pandemia.
Lo que venías posponiendo desde antes de la pandemia.
La que ahora dices que tiene que esperar a que pase la pandemia.
Puede ser contigo. De las cosas que te importan pero no le das la importancia.
Tal vez es con alguien con quien has querido hablar hace mucho. Para escucharla. Perdonarla. Pedir perdón. Para ponerte al día.
Esa cita con las cosas que realmente quieres pero no acabas de lanzarte por ellas.
Lo que evitas, pospones, evades, justificas, te excusas, pretendes, pero en el fondo sabes que no puedes seguir ocultando.
Lo que pretendes no saber.
Tu cita con el destino que puedes definir y no un día preguntarte cómo llegaste a ese destino.
La cita con la vida, la que quieres conocer, escuchar o aprender a conciliar.
El espacio contigo, con el silencio o la calma que más quieres pero más temes enfrentar.
Un tiempo para despejar la mente, disipar los miedos o soltar cargas que no quieres seguir cargando.
Hacer un stop, un alto, para realmente pasar inventario o revista de lo que está pasando en tu vida.
Ese mensaje que dejaste “en visto” y no respondes.
Esa oportunidad de negocio que te sigue picando y no acabas de rascar.
El curso de literacia financiera que sabes que debes tomar pero no acabas de hacer.
Empezar o terminar el libro que no empiezas o terminas.
Aprender esa habilidad que llevas tiempo diciéndote a ti mismo.
¿Con el amor?
Esa cita…
Basta ya de seguirla posponiendo.
Hora de acudir a la cita y hacer algo con ella.
Al final del día, el que sabe que requiere tenerla eres tu. Por algo la hiciste.
Hora de aparecer y tenerla.
¿Que esperas?
