
Tu permiso más importante
Hoy no voy a quitarte mucho tiempo. Hoy no se trata de lo que yo pueda compartir, escribir o invitarte a hacer, sino de lo que siempre ha estado en tus manos poder hacer.
¿Qué te está robando tu permiso de soñar?
Escribo esto siendo consciente de que tal vez tus emociones (especialmente las de baja frecuencia) se han apoderado de ti y no sabes qué hacer con ellas o cómo manejarlas.
Estoy consciente de que tal vez tu mente anda dando órdenes y limitando pensamientos, movimientos, acciones o decisiones.
No olvido de que tal vez ahora mismo la FE es una palabra que aparece en momentos de desesperación y no como un mecanismo de afirmación de que NO estás solo.
Tampoco paso por alto de que tu energía puede estar desparramada por todos lados y no enfocada o dirigida la la dirección que quieres.
Y para los que se preguntan, ¿qué tal si has hecho de todo y nada funciona? A esos también le hago la misma pregunta.
No voy a dejar fuera a los incrédulos, los escépticos, los desconfiados, los que dejaron de creer, los que justifican, los que se victimizan o los que se dan a la tarea de creer en una y mil conspiraciones en este momento. La pregunta va para ti.
Solo tú puedes reclamar tu permiso de soñar. Pero para poder hacerlo, tendrás que elevarte, no seguir dejándote atrapar por lo que crees que vives, sientes, te atrapa y te retiene en la tierra. Sonar no vive en la tierra, sino en el espacio. Ese espacio que vive en ti que nada ni nadie puede tocar, pero requieres creer, visitar y cuidar a cualquier costa.
Como dice una canción de Alejandro Lerner, «Permiso de volar»:
Me vestiré despacio
Me llevaré algún sueño
No pediré permiso
Para poder escapar
Me llevaré a la ruta
Un mapa de los cielos
Y buscaré el espacio
Donde voy a despegar
No preguntes por qué
Hay que volar para ser feliz
Desde el cielo a los pies
El mundo es lo que llevas en ti
Me mirarán extraño
Dirán que no estoy cuerdo
Y volaré liviano
Hasta donde nace el mar
Anoche le dije a una mujer que tiene un sueno de más de 40 años que desea hacer realidad: «la forma es irrelevante, si la voluntad es inquebrantable».
Este es el momento. Cuando todo parece tan lejos, tan inalcanzable. Todo pesa. Lo único que escuchas dentro de ti es la limitación. Las fuerzas carecen. Dudas. No sabes si seguir caminando o pararte donde estás. Darte por vencido parece la opción más viable.
Tal vez lo único que requieres hacer es una pausa. Dejar de resistir. Afirmar, «es inaceptable vivir sin sueños, eso no es vivir. Es tener una existencia, sin presencia. Hoy reclamo lo que fue y siempre será mi mayor tesoro: el permiso de soñar». ¿Qué vas a hacer hoy para reclamar tu permiso?

Lo que es para ti siempre lo será.. Pero para ello necesitas darte cuenta que lo mereces!