
Moverte en la quietud
Hoy una danza se aquieta en ti. Los ritmos que no dejan de aturdir tu mente y sacan de frecuencia la Banda ancha de tus pensamientos entran en calma.
Lo que pensabas que no tendría tregua, sosiego o pausa, hoy se abre como el Mar Rojo en dos lados que te permiten ver lo que es posible cuando en medio del caos encuentras las quietud.
Nada como moverte en la quietud.
No se trata de parar el ruido de la mente.
Tampoco detener el caos que puedes ver a tu alrededor.
Es solamente hacer algo simple y contundente.
Para.
Detente.
Cierra los ojos.
Toma una respiración profunda.
Cuenta hasta tres.
Exhala suavemente.
Toma otra respiración bien profunda.
Cuenta hasta cinco lentamente.
Suelta todo en un suspiro.
Libera todo el aire en los pulmones.
Y sólo repite una sola cosa:
Suelto todo.
Bailo en la quietud.
Muevo la energía sin mover el cuerpo.
En un instante tocas lo que tu mente no alcanza hacer: moverte en la quietud.
Moverte de espacio.
De sintonía.
De energía.
De ser preso de la actividad.
De no saber cómo salir de la rueda del hámster.
Todo se detuvo, aunque nada se detiene.
Hiciste un alto.
Una pausa.
Una interrupción a la programación regular.
Abrir una puerta que detuvo el tiempo.
Para poder crear un nuevo campo mental, energético y de movimiento.
Del piloto automático al piloto humano.
De la cabeza a tu esencia.
De abrir el canal del corazón.
Ahora estás conectado.
En tu cuerpo.
En movimiento.
Presente.
Vivo.
Listo para salir de la quietud del movimiento y entrar al movimiento con la vida.
Nada ha cambiado.
Pero tu has cambiado.
Eso es suficiente.
¿Qué vas a hacer al respecto?
