
Libérate de querer «entenderlo todo»
Ayer me dieron un dulce recordatorio de algo muy significativo. No dejarme seducir o ser rehén del entendimiento. En un mundo donde el sentir tus emociones puede ser algo muy arriesgado y parecer un animal extinto (o en peligro de extinción), es bien fácil caer en el hábito de querer entenderlo todo o no hacer nada hasta que lo entiendas. ¿Eres de los que «no puedo hacer nada si no lo entiendo»? Entender no es sentir, así como sentir no es entender.
Algo que observo y escucho comúnmente cuando le pregunto a muchas personas con las que comparto es que suelen confundir lo que sienten con lo que piensan u opinan. Es como si hablar de sus sentimientos fuera una explicación racional para entender porqué piensan lo que sienten. Y nunca hablan realmente de lo que sienten, sino es una opinión explicada de lo que piensan acerca de sus emociones.
Un ejemplo simple y revelador
El ejemplo que me dió mi terapeuta fue muy simple y al grano. «Jorge, sí tienes hambre, ¿qué haces? Una de dos cosas: o comes o no comes. ¿Cómo sabes si tienes hambre? Tienes una sensación física. Si tienes la sensación física, es un claro indicador de que tu cuerpo te pide algo algo. Requieres escuchar y responder a esa sensación. Pero, si tienes hambre y no comes, puedes empezar a dar mil y una explicaciones porqué no debes (o quieres) comer pero eso no quita lo que tu cuerpo dice. Tu cuerpo dice una cosa, punto, y eso no lo elimina una explicación. Hambre es hambre. Primero se requiere reconocer que el cuerpo siente deseos de comer y tiene hambre».
«Lo mismo pasa con las emociones. Cuando te preguntan, ¿qué sientes?, si comienzas a dar una explicación mental-racional-lógica no estás conectando con la emoción. Tampoco estás respondiendo la pregunta. Es como si ignoraras el hambre, la quisieras explicar o justificar, pero no sentirla, reconocerla y hacer algo al respecto. Hay personas que viven constantemente explicando todo y evadiendo sentir. En este caso, el punto es poder sentir y conectar con ese sentimiento primero. No querer evitar o evadir el sentimiento y querer pasar directamente a la explicación o el entendimiento».
Sanar vs. explicar-racionalizar
¿Cómo sabes si realmente estás sanando tus emociones y no meramente aliviándolas, evitándolas o distrayéndote para no sentirlas? Esa fue otra pregunta que me dejó sin palabras. Yo, al igual que los seres humanos, busco maneras de evadir mis emociones en ocasiones. Parte de nuestro acondicionamiento es a no sentir, a evitar el dolor. He sabido en el pasado hacer mil cosas para evitar sentir: desde usar drogas, el sexo, la fiesta, la comida y muchos otros distractores para no sanar, liberar y procesar mis emociones.
Desde hace algún tiempo elijo buscar formas más sanas y efectivas para hacerlo. Escribir, meditar, hacer ejercicio, respirar, caminar por la naturaleza, estar en silencio, platicar con un amigo y leer son algunas de las que más practico. Eso no me exime de que por momentos caigo en comportamientos que pueden ser negativos cuando se me salen de las manos. El ver televisión, el comer, el aislarme, el ser irritable, desquitarme con las personas equivocadas o no comunicar son algunas de las más comunes o frecuentes.
El primer paso: reconocer
Pero algo que me llevé de platicar ayer con mi terapeuta es la importancia de si reconozco que tengo hambre (estoy sintiendo algo que me incomoda o no sé como manejarlo), el primer paso es reconocerlo, no evitarlo. Si por lo menos reconozco lo que estoy sintiendo, puedo hacer algo con esa emoción y sanarla. Importante: darme permiso de sentir la emoción. De lo contrario, voy a seguir buscando explicar, entender, justificar, defender, atacar y muchas otras formas más, menos lo más simple: sentirla y reconocerla.
Hacer eso meramente es un paso importante hacia sanar y crecer, pero sobre todo, a liberarme de seguir cayendo en los mismos círculos viciosos. Sí, hay que pasar por el camino llamado ser vulnerable, pero por ahí se llega a más importante: el de la libertad. De lo contrario, sigo dando vuelta en los mismos círculos que uso para seguir haciéndome la víctima cuando más me conviene. Ahí nunca voy a descubrir la mejor versión de mí. Es poder accesar una parte de mi espiritualidad y mi humanidad que tal vez nunca he conocido, por estar oculta detrás de mi dolor y mi pasado. Hora de liberarla si realmente quiero llegar a mi esencia. Te invito a que consideres el valor que puede tener para ti y tu vida. ¿Qué vas a hacer al respecto?
