
Las limpiezas que muchas veces no se hacen
Me parece sumamente curioso la forma en que mucha gente suele tener un grado de compulsión hacia el orden y la limpieza. Hay personas que les causa estrés dejar la cama sin hacer, los platos socios o el closet desordenado.
Por el otro, hay personas que son todo lo contrario. El orden o la limpieza no son su fuerte, su prioridad o su carta de presentación. En ambos casos, el punto es muy similar: hay algo que los impulsa a hacer o no hacer algo en su espacio físico. Lo que el mundo puede ver.
¿Qué pasa con lo que no se ve? Los espacios internos que nadie puede juzgar, criticar, comparar, evaluar o medir. Esos no son sometidos al mismo grado de escrutinio que los externos. Cuando debe ser al revés o más importante todavía.
Lo que no ves te debilita.
Lo que no ves te enferma.
Lo que no ves te afecta.
Lo que no ves te desvía.
Lo que no ves te interrumpe.
Lo que no ves deja las cosas a media.
Lo que no ves causa una pérdida de poder.
Lo que no ves causa confusión.
Lo que no ves genera estrés.
Lo que no ves cause ansiedad.
Lo que no ves altera tu mente.
Lo que no ves te devalora.
Lo que no ves te quita fuerza.
Lo que no ves te mata.
Mata tu pasión.
Mata tu alegría.
Mata tus ganas.
Mata tu confianza.
Mata tus sueños.
Mata tus relaciones.
Mata tu manera de relacionarte.
Mata tus opciones.
Mata tus propósitos.
Mata tu sonrisa.
Mata quien eres.
Y quien puedes ser.
¿Hasta cuando vas a ignorar tus limpiezas internas?
Pueden ser físicas (de órganos, obvia y necesarias).
Las emocionales.
Las mentales.
Las energéticas.
Las espirituales.
Las de consciencia.
Las de pensamiento.
Las de perdonar.
Las de soltar y dejar ir.
Las de des-apegarte.
Esas crean vida.
Energia.
Sueños.
Visiones.
Resiliencia.
Fortaleza.
Sabiduría.
Crecimiento.
Pensamiento crítico.
Elevación.
Iluminación.
Creatividad.
Curiosidad.
Posibilidades.
¿Hasta cuándo?
Hora de empezar a darle prioridad a tus limpiezas internas.
¿Qué vas a hacer al respecto?
