
De la escasez a tu grandeza en 3 pasos
Las reacciones no se hicieron esperar. Fueron varias las personas que me escribieron sobre los blogs de los pasados dos días (el actor principal que eres y los 21 comportamientos que nos mantienen en la escasez). Algo que observé de muchas de las respuestas es el grado de reconocimiento que tiene la gente sobre lo que NO hace en estos aspectos. Todo el mundo lo sabe. Eso es de esperarse. Hay tres pasos que pueden transformar tu escasez en grandeza.
Lo que no vi en muchos casos es lo obvio: lo que SI van a hacer al respecto con esos dos temas. Por lo general la gente suele hacer una de dos cosas cuando le presentan un área de oportunidad. Lo niegan o lo aceptan (hasta cierto punto). Muchos lo niegan porque no están de acuerdo; no creen que es un problema; usan de excusa el pasado o el futuro para justificar lo que hacen (o seguirán haciendo); y algunos saben que es un problema pero están más comprometidos en seguir haciendo lo que hacen que hacer algo diferente al respecto.
¿La información es poder?
Los que lo aceptan, suelen hacerlo desde un espacio de resignación o con un tono de esperanza perdida en el tiempo. Es como si el hecho de poder identificar o saber la razón por la que no hacen las cosas ya les da una ventaja. Con saber la información es suficiente. ¿Ponerte el sombrero de identificador de áreas de oportunidad o las razones por las que no haces o tienes lo que quieres es suficiente? No me parece. Te deja en el mismo callejón sin salida.
Dicen que la información es poder. ¿Pero qué tipo de información es la poderosa? Saber el problema no es poderoso. Solucionarlo sí. ¿De qué te sirve saber cuál es el problema si no acabas de solucionarlo? El problema de saber cuál es el problema, es que después de un tiempo se convierte en una especie de afirmación. Comienzas a repetirte «esto no lo hago por esto», «esto me pasa por esto», «este es mi problema», «yo soy así y eso esta mal», etc.
Lo que afirmas se convierte en una creencia
Eso detona y nace un patrón o círculo vicioso. Primero, lo quieres resolver sólo o a tu manera. Si supieras cómo hacerlo y/o resolverlo ya lo hubieras hecho. ¿No crees? Segundo, comienzas a caer en una serie de actitudes, comportamientos o patrones de conducta centrados en defenderte, ocultarlo o alejarte de la gente que puede retarte a dejarlos. Lo que provoca que se siga repitiendo lo mismo.
Ayer me reuní con una gran amiga que no veía hace más de cuatro años. Una amiga con la que puedo hablar de todo. Sin tapujos, sin máscaras, sin títulos y cómo estamos viviendo nuestra realidad. Nos pusimos al día, pero tocamos este punto del que estoy escribiendo hoy. Le dije hasta el ejercicio que hice el pasado fin de semana (el blog del lunes) de hacerme la pregunta de ¿cómo voy a manejarme diferente esta vez en mis relaciones (conmigo y los demás)? Le dije que hice una lista de 28 cosas que requiero trabajar y/o mejorar en mis relaciones. Que en muchos aspectos me siento que estoy empezando de nuevo a los 57 años de mi vida.
3 pasos a la grandeza
Lo que me pareció interesante fue que pudimos darnos cuenta es de tres cosas que tenemos en común. Y que todo el mundo puede hacer si lo elige. Tres cosas importantes que hemos hecho (o hacemos actualmente) sobre la información que tenemos (o adquirimos) sobre nuestras áreas de oportunidad. Aquí te las comparto:
- La importancia de tener hábitos diarios centrados en el desarrollo de consciencia, la espiritualidad y el crecimiento personal. Sacar un espacio de tiempo en las mañanas y en las noches para encausar y recapitular nuestra mente, nuestras creencias, nuestras acciones y la congruencia (o incongruencia) de lo que hacemos.
- Buscar ayuda. Ya sea un coach, un mentor, un terapeuta o ser parte de un grupo de personas que rete tu manera de pensar, que te sostenga responsable al 100%, donde no puedes vender tus cuentos o excusas y donde no tienes otra opción que ser consistente (por pequeño que sean los pasos).
- Seguir visualizando, soñando, declarando y buscar de alguna manera salirte de tu zona cómoda, de estirarte, de rebasar el filo de tus límites. No importa edad, logros, fracasos, cantidad de caídas o triunfos, estado civil, preferencia sexual, dinero o estado anímico. (En la medida en que trabajas en punto anterior verás cómo la resiliencia te lleva a sostener este no importa qué o lo que pase).
Si eres de los que sabes lo que tienes que hacer, pero muchas veces te quedas en el ¿cómo lo hago? ¿Por dónde empiezo? ¿Valdrá la pena? ¿Y si no funciona? Esas son las preguntas que siempre te dejan en el mismo lugar: el medio. Tú ya sabes lo que vive en el medio: la mediocridad. Mas que un juicio o resultado, la mediocridad es un estado mental que sigue haciendo dos cosas: justifica hacer lo mismo (en muchos casos nada) y sigue ocultando la grandeza y la oportunidad que vive detrás de ella. Ese es el quiebre que mereces vivir y descubrir quién eres en realidad. ¿Qué vas a hacer al respecto?

Gracias. Me encanto el detenerse mañana y noche para crecer espiritualmente.